Desde el vientre comencé a quererte,
suavemente lo acariciaba aguardando tu llegada.
Cuando por primera vez te vi enloquecí,
eras bellísima, pequeña e inocente.
Mi hermanita del alma, mi hermanita adorada.
Cómo no cumplir tus deseos cuando llorabas,
cómo no estar a tu lado cuando enfermabas,
cómo no compartir juntas nuestra infancia.
Te fascinaba escuchar las historias que inventaba,
y las pedías una y otra vez, jamas te cansabas.
Viví tus primeros pasos y tus primeras palabras
y esos bellos momentos, no los cambio por nada.
Pequeña picara de bellos ojos grandes y pestañas
arqueadas,
alegro mis mañanas, pequeña e inocente criatura
que me acompañocon el llanto cuando yo no estaba
Pequeña niña que he dejado en los recuerdos,
y en viejas fotografías, porque ahora ya es mujer,
aunque sufro al verla crecer; esa niña extrovertida,
mujer de carácter, niña inocente, mujer rebelde es
la misma pequeña a la que nunca dejaré de querer.